Estábamos limpiando una casa enorme para recibir visitas. Aparece un bicho negro grande como un puño y con un pico puntiagudo, volando directo hacia mi. Antes de que me toque la cara, lo atrapo entre pulgar e índice, me quedo con parte del pico en la mano y el bicho se escapa.
Voy caminando con Leti por la calle, abrazadas como en los recreos del colegio. Es la última vez que nos vemos antes de que me vaya. Me pide que le saque algo que tiene en la espalda, un hilo del corpiño. Tiro pero no sale, es un hilo muy duro.