Estamos arriba de una camioneta F100 doble cabina, estacionada en una calle ancha. Estoy con Panu sentados en los asientos de atrás. Él está del lado de la ventanilla y yo en el medio del asiento. Miro por su ventana y veo en el cielo unas nubes blancas que parece que las recortaron con diferentes moldes de galletitas. Las formas van cambiando; cuando aparecen con forma de palmeras, le digo a Panu «Cómo puede pasar eso?» Y cuando él se da vuelta, las nubes se deshacen. Ahora hay unas formas casi transparentes, antropomorfas pero con extremidades largas, que se mueven balanceándose y al final del movimiento hay como un golpe. Sólo vemos el cielo lleno de figuras y nada más. La cantidad de figuras crece y se mueven mucho. Miro alrededor y la gente en la calle también las ve. Estamos todos en silencio mirando las figuras. Pasamos unos segundos en silencio absoluto, hasta que a lo lejos se escucha un grito. Inmediatemente después, se escucha otro. Y empieza a haber explosiones sobre las casas y los autos, cualquier cosa que tenga techo. Apuro a Panu y a mamá para que bajen, no nos podemos quedar arriba de la camioneta. Tenemos que caminar por el medio de la calle y contener el impulso de resguardarnos, porque golpean a todo lo que tiene techo. Nos cuidamos de que no nos golpeen los escombros de las cosas que explotan con el golpe de las figuras transparentes. Tengo mi mochila rosa casi vacía, me lamento de no estar preparada para este evento. Caminamos por el medio de la calle tomados del brazo, yo en el medio. Mamá es oriental.
Voy con Leti a un local a comprarme una cartuchera y no me puedo decidir. Hay una plástica de colores brillantes, muy finita, me hace acordar a una que tenía Clara. Luego veo unas mini mochilas de esas que las asas son de tiritas, estampadas en monocromo violeta, con dibujos de Pluto. Me parece una buena idea si llevo muchas cosas. Aparece mi hermana Fer con una musculosa de morley que dice que necesita una pinza en la sisa.