Alguien me cuenta una historia sobre un barco de madera que tenía un mástil con un trono, que según el peso, hacía que los tripulantes nunca le vean la cara a la reina.
Estamos varias amigas acostadas en una cama grande. La enana llega última y no tiene lugar. Se acuesta arriba de Chuni y se lo quiere chapar.
Encuentro una flor en un cantero, alguien me dice «si vos la cosechaste, te la podes comer». Y lo hice. Era una flor con pétalos grandes, blancos. Como un jazmín, pero más grande.