16 de agosto de 2021

Voy a hacer un reclamo a la línea de teléfono y una mina se me cuela, la atendían a la misma vez que a mí. Me voy indignada sin el trámite. Vuelvo a casa, Vir está en la puerta, y me dice «te fuiste y me dejaste sola» le digo que fui acá nomás. Entramos y se nos quiere meter un perrito. Un salchicha negro y gordo con un ponchito azul. Lo agarro a upa y se lo llevo a Pato Beratta, ya sé que es su perro. Lo encuentro en el camino y me agradecen, él y su novia.
Cierro la puerta y suena el timbre, aparece una piba toda abrigada, con gorro y bufanda que le tapa casi toda la cara. Me cuesta reconocerla, pienso que es Carolina Veas pero no, me dice que viene de Junín, que es mi hija. No sé cómo pero creo que puede ser. Tocan el timbre de nuevo, abro la ventanita y es una chica más joven aún, vestida tipo colegiala japonesa, con una amiga. También dice ser mi hija y las hago pasar. Antes de hablar con ellas, tengo que hablar con Panu y decirle que esto podría ser real pero que los planes de irnos a España continúan.

Tratamos de encontrar una habitación para charlar solos y están todas ocupadas. Vamos al baño y cuando abrimos la puerta, está Leti en el inodoro. Finalmente vamos al otro baño y escucho que mi viejo lo llama a Panu para hablar con él. Le grito que no se meta, que es un tema mío, que en todo caso yo lo resuelvo. Me dice que no, que estas pibas son su familia también y que si yo no se lo digo a Panu, se lo va a decir él. O sea, ya le está diciendo todo prácticamente a los gritos. Le sigo gritando «METETE EN LO TUYO!!!» y sigue llamando a Panu a los gritos mientras no puede contener las lágrimas. Yo lo único que quiero es que si las chicas resultan ser mis hijas, Panu no me odie y me deje.

Bárchufla
Bárchufla