Estoy con Leti en el comedor de Casa Fresca, pintándonos las uñas, tomando mate y haciendo cuentas. Suena mi celular:
– Qué pasa que la gorda de mierda no me atiende? -.
– Está acá conmigo… Leti, dice el vaquillón por qué no lo atendés. A ver… ahora te llamo -.
Leti va a su habitación y me convoca. Cuando entro, levanta el colchón del sommier y me señala un artefacto.
– Mirá Bar, lo puse acá para escuchar la alarma y no olvidarme, pero estaba en vibra. Qué boluda… -.
Lo toma y me lo muestra. El objeto es un paraguas sin tela, solo las varillas. Lo abre y posa con él sobre su cabeza poniendo cara de «Felíz Comunión».
– Éste sí era medio choto -.
– «Ahora solo sirve para contar las estrellas».